
Revista Perfiles.net
10 de junio/2010
Efraín Moreno Arciniega
No preciso cuándo inicié mi trato personal con él; pero siempre fue conmigo un buen tipo. Parecía como que si siempre nos hubiéramos conocido; siempre afable, siempre alegre.
“Cuando os separéis de vuestro amigo, no aflijáis,
pues lo que amáis en él, puede tornarse más claro
en su ausencia, como para el alpinista aparece la
montaña más clara, vista desde la planicie”.
(versos de Pablo Neruda)
pues lo que amáis en él, puede tornarse más claro
en su ausencia, como para el alpinista aparece la
montaña más clara, vista desde la planicie”.
(versos de Pablo Neruda)
¡Efraín..! Me gritaba. ¡Tú eres el único que se ha atrevido a innovar en Sepen! Apostillaba; y ambos nos reíamos. Eso me decía cuando implementé desde la dirección de educación básica los proyectos “La escuela es de todos” y “El programa de acompañamiento para la enseñanza de la lectura y la escritura”. Después me apoyó en la instalación de las “Escuelas del milenio” y en los foros internacionales de educación que realizamos aquí en la entidad. Hace como dos años me dijo: ya sé que te tienen amarrado allí en Sepen; dime qué quieres que hagamos y lo hacemos; yo sonreí y el movió sus manos y continuó: tú dime.
De las primeras veces que recuerdo su trato personal tengo presente una reunión entre maestros de su zona escolar y Gerardo; era una comida en su querido San Blas, cuando Gerardo era el secretario general de la sección 20; desde ese entonces supongo, Gallo estimó mucho a Gerardo; en esa ocasión me dijo: el muchacho es bueno; el padre no; pero él sí. Lo vi moverse en esa reunión; toda su gente apreciaba que estuviera allí Gerardo, pero al que respetaban e idolatraban era a él. Me sorprendió cómo comía; comía de todo. Cualquier otra persona de su edad guardaría dieta; él no, engullía de todo y tomaba de todo también. En esa comida supe que una de sus canciones favorita era el Pájaro Prieto, sus maestros se la pidieron al mariachi que amenizaba la reunión, me gustó la pieza:
Soy como el pájaro prieto
Que en la sombra me mantengo;
Soy como el pájaro prieto
Que en la sombra me mantengo;
Las caricias que me distes
En el corazón las tengo;
Como no me las cumpliste
A que me las cumplas vengo
Que en la sombra me mantengo;
Soy como el pájaro prieto
Que en la sombra me mantengo;
Las caricias que me distes
En el corazón las tengo;
Como no me las cumpliste
A que me las cumplas vengo
Viéndolo a él y oyendo su canción me acordé de lo que una vez me platicó mi madre del maestro Severiano: a él le gustaba el Zopilote Remojado. Cuando tuve oportunidad de escuchar esta canción también se me hizo preciosa. Pensé: a los grandes les gusta la buena música.
Varias veces me invitó a comer a su oficina; me dijo que normalmente se reunía allí con sus maestros todos los sábados. Cuando fui la primera vez me sorprendí un poco; la misma era un verdadero desorden; media sucia, con muebles viejos, pero buen ambiente; le dije: como que te falta aquí una manita de gato; me contestó que sí, que cuándo desde Sepen le daba dinero para decorarla y pintarla; nos reímos; le dije: tú sabes que hoy no hay lana; me contestó: eso dices tú.. La comida consistía en carnitas, chicharrones y pollo; él le entraba a todo; me sorprendía su salud; él con más de 90 años comía de todo, yo con menos de 60 ya no podía deglutir muchas cosas por mi colitis, gastritis y demás cosas. Allí me dijo: ¿qué tomas? Hay cerveza, tequila..; Ramón Vizcarra le gritó: ¡no se haga! Ofrézcale Presidente; él dijo, viéndome: ¡ah! Bueno, si quieres aquí tengo un trago; abrió su escritorio viejo y efectivamente de allí saco una botella de ese brandi que yo creí que ya ni se vendía; la botella me hizo recordar a mi padre: esa generación tuvo esos gustos, pensé.
Allí empezaron las bromas, alguien me comentó que les preguntara a Ramón Vizcarra y a Sáinez que quién era su jefe ahora; yo les pregunté a los aludidos; ambos me dijeron: ahora mi jefe es Liberato. Todos los que allí estaban se rieron a carcajadas; Gallo me comentó: ¿Cómo ves a estos cabrones? Gallo había llevado a ambos al comité seccional de la 20 para ocupar la cartera de estadística.
A Gallo le gustaba mucho manejar; mucha gente se preguntaba que cómo manejaba; se les hacía muy viejo para que lo hiciera. Ya es clásica una anécdota que sobre esto se decía de él:
Cuentan que en cierta ocasión Gallo estuvo a punto de chocar con una muchacha; dicen que ésta le dijo: ¡Viejo Pendejo! Gallo se estacionó y se dirigió a la señorita: ¡mire muchachita! Lo de pendejo se lo paso, pero lo de viejo, ¡no! Y es que Gallo efectivamente nunca fue viejo; tenía una lucidez mental que ya la quisiéramos muchos de nosotros.
Hace cerca de dos años se inició un proyecto de investigación sobre la supervisión escolar en México, financiado por el gobierno español y coordinado por la Universidad de Barcelona a través de los doctores Paulino Carnicero y Serafín Antúnez, en el que se involucró a Nayarit junto con Quintana Roo, Veracruz y el DF, que se sustentaba fundamentalmente en entrevistas a estos maestros; cuando Ma. Luisa Díaz González y yo presentamos la entrevista de él allá en España, todo mundo estaba sorprendido de la edad de Gallo y la claridad de sus pensamientos. Gallo tenía más de 75 años de servicio y más de 94 de edad. Serafín Antúnez comentó que sin duda, Gallo era el supervisor más viejo del mundo.
Cuando falleció mi padre, al estar sacando el féretro para llevarlo al panteón, lo vi entre la gente; llevaba su vieja camisa de lana a cuadros. Rememoré que mi padre y él se conocían sin duda, pero no eran tan amigos; mi padre era gente del partido comunista del equipo de Severiano Ocegueda, el maestro Federico era hombre de izquierda pero no lo recuerdo en el partido comunista; entendí que estaba allí por mí acompañándome en ese trance difícil; me sentí fortalecido, su presencia era un gran apoyo moral que en ese momento me faltaba.
Gallo tuvo dos aportaciones que han tenido una gran incidencia en la vida de los maestros mexicanos: como dirigente sindical destacado, fue uno de los maestros que firmaron el acta constitutiva de lo que es hoy el SNTE; es más, siendo uno de los líderes más connotados de la facción Acción Revolucionaria Sindical, estuvo a nada de ser el dirigente nacional de dicho organismo. Y la otra acción importante es, que Federico González Gallo, también fue el creador de lo que es hoy la Escuela Normal Superior de Nayarit. Bastaría mencionar estos dos hechos para valorar en mucho lo que fue Gallo; pero tiene todavía mucho más aportaciones.
Yo le insinué, a través de una de sus auxiliares técnicos, la maestra Consuelo Tapia Palomera, que por qué no escribíamos sus memorias; me mandó decir que sí; pero la muerte se atravesó en ese camino; este 6 de junio, ya no fue posible. Me hubiera gustado saber de su voz, cómo fue su participación en la huelga de ferrocarrileros que encabezó Demetrio Vallejo; cuáles fueron los motivos que lo llevaron a enfrentarse a él y a su fiel grupo, al cacicazgo de Gilberto Flores Muñoz; cómo surgió la idea de fundar el periódico El Demócrata; cuáles fueron las diferencias que lo llevaron a enfrentarse a Emilio M. González; cómo fue que perdió la dirigencia y el control de la sección 20 del SNTE.
A lo mejor, allá en la otra vida, me pueda contestar estas preguntas; por lo pronto haber qué avanzo aquí platicando con los maestros Valera, Chava Díaz y Trini Alcántar; cuadros y amigos de él, de toda la vida. Ojalá que en uno de sus aniversarios luctuosos, o quizá en uno de su nacimiento, aunque por la fecha se me hace muy lejano; podamos presentar un libro con sus memorias.
Le envío desde aquí, un abrazo solidario a la maestra Irene Rosales Barraza, su esposa y compañera mía en la UPN; lo mismo a todos a sus hijos. Yo pensaré simplemente como que hace días no he visto al maestro; así, estoy seguro, lo tendré siempre aquí. Aunque la verdad, su ausencia es un duro golpe para la educación pública de este país, Gallo trabajó siempre para fortalecer este proyecto; sus escuelas como yo, lo van a extrañar mucho.
¡Hasta luego..Maestro Gallo!
¡Pórtese bien!
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