"La vida sólo es la cuenta atrás hacia lo inevitable”.
No hay duda, con 78 años de antigüedad como docente en activo y 96 de edad, el domingo 06/06/2010 dejó de existir FEDERICO, así sin apelativos, calificativos, cargos o títulos, los que lo tratamos de cerca lo sabemos del líder, con la informalidad que a EL más le agradaba.
De todas las actividades luctuosas, reclamé el derecho como heredero ideológico del Gallismo de asistir a la más íntima de todas ellas: La misa de cuerpo presente. Sin tener que mirar con morbo atrás o a los lados para hacerme notar ante cualquier seudolíder, solo al frente con la lealtad de siempre, mirando consternado a su féretro donde reposaban sus restos, rindiendo tributo al compañero, al amigo, pero antes que nada al líder magisterial, al que ofrecí mis esfuerzos políticos, al que insistí seguir en la reducción y al que respeté en la integración sindical. Federico González Gallo no fue un maestro oportunista, sus reconocimientos como educador son más que merecidos y aún así, con su modestia acostumbrada creía no ser merecedor a ellos.
Don Fede, no fue un producto del privilegio, se inició como MAESTRO DE BANQUILLO en algunas escuelas federales, como la de Villa Juárez Nayarit, lugar donde tuvo descendencia. Durante toda su vida, su condición de maestro rural fue el sentimiento que impuso a su magisterio, Federico jamás dispuso de la educación para sus intereses personales y ni la degradó para saciar sus ambiciones políticas, porque ésta, es legado de la Revolución Mexicana para el pueblo.
Federico González Gallo, fue todo lo que se dijo en las muestras de respeto y reconocimiento que se le hicieron o en las declaraciones de personajes políticos y sin querer enturbiar este desahogo con algunas cantinfladas que algunos dijeron por oportunismo político, quiero dejar en claro lo que de Federico se sabe, que fue todo eso y mucho más. Quiero resaltar la honestidad, la dignidad y la valentía de todas las expresiones que se han dicho en reconocimiento a ÉL, no las del congreso, tampoco de los sindicatos, menos en la sensiblería post mortem, sino la de aquellos, que a través de corrillos y de la prensa libre están enriqueciendo LA LEYENDA.
Con el puño en alto, junto al Maestro Salvador Langarica Cabrera, a Gabriel Gómez Hernández, Alejandro Castillón Valencia y Juan José Ley Mitre: “FEDERICO, hasta reandar lo andado”. Maestro Enrique Figueroa Romero.
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